PASO
4: ENSEÑAR LA TÉCNICA
Durante
la primera semana se reservan 15 minutos diarios de clase para la
práctica dirigida. En la primera sesión se presenta la historia de
la tortuga:
Érase
una vez una hermosa joven tortuga. Tenía (la edad de la clase) años
y acababa de empezar (el curso de la clase). Se llamaba Tortuguita.
Tortuguita
estaba muy molesta por tener que ir al colegio, Prefería estar en
casa con su hermanito y su madre. No quería aprender las cosas del
colegio sino que quería corretear por la calle y jugar con sus
amigos, o pintar en su libro de dibujos.
Era demasiado
cansado intentar escribir las letras o copiar de la pizarra. Prefería
jugar y echar unas risas con sus compañeros, incluso le encantaba
pelear con ellos. No le gustaba compartir. Le gustaba insultar a los
otros chicos y quitarles sus bonitos juguetes. No le gustaba escuchar
al profesor ni parar de hacer los magníficos sonidos de camión de
bomberos que sabía imitar. Era muy duro estar siempre acordándose
de no pegar y de no hacer ruido, y también era muy difícil no
volverse loca con tantas cosas que la volvían loca.
Todos los
días, mientras iba al colegio, se decía que ese día intentaría
hacerlo bien y no meterse en líos. Pero a pesar de eso, todos los
días se enfurecía con alguien y se peleaba. No podía evitar coger
los juguetes de sus amigos que le gustaban y le encantaba insultar a
los listos. Así que siempre se metía en líos y en unas semanas ya
odiaba el colegio.Empezó a sentirse una mala tortuga y durante
bastante tiempo continuó sintiéndose mal, muy mal.
Un día,
cuando peor se sentía, Tortuguita se encontró con la tortuga más
grande y más vieja de la ciudad. Era una tortuga sabia con más de
200 años, y grande como una casa. Tortuguita le habló muy suave,
porque tenía miedo de la enorme tortuga, pero la vieja tortuga eran
tan amable como grande, y estaba deseosa de ayudarle:
-Mira- dijo
con su voz cavernosa, -Voy a contarte un secreto. ¿No te das cuenta
de que llevas encima la solución a todos tus problemas?- Tortuguita
no sabía de qué estaba hablando. -Tu caparazón, tu caparazón-
dijo -para eso tienes un caparazón. Te puedes refugiar en él cada
vez que sientas que estás enfadada y tienes ganas de pelear.
Mientras estás en tu caparazón puedes descansar hasta que ya no te
sientas enfadada, así que la próxima vez que te enfades, escóndete
en él.-
A Tortuguita
le encantó la idea, y estaba deseando probar su nuevo secreto en el
colegio. Al día siguiente estaba allí, trabajando cuando, de
repente, su compañero le golpeó accidentalmente en la espalda.
Empezó a sentirse muy enfadada y estuvo a punto de sacudirle un buen
puñetazo, pero, de pronto, recordó lo que le había dicho la vieja
tortuga. Rápida como una centella recogió sus brazos, sus piernas y
su cabeza y descansó hasta que no se sintió enfadada. Estaba
encantada de encontrarse cómoda y tranquila en su caparazón, donde
nadie podía molestarla. Cuando salió se llevó una sorpresa: el
profesor estaba sonriéndole, y dijo que estaba orgullosa de ella.
Tortuguita
continuó usando su técnica secreta durante todo el curso. Lo usaba
cada vez que alguien se metía con ella, cuando tenía ganas de pegar
a otros, cuando le insultaban o cuando tenía ganas de insultar. A
final de curso, cuando entregaron las notas, era la mejor de la
clase. Todo el mundo la admiraba y se preguntaba cuál era su secreto
mágico.
Después
se continúa con la práctica en grupo.
El
profesor inventa una situación problemática y hace una demostración
de cómo convertirse en tortuga (pegar brazos y piernas al cuerpo y
bajar la cabeza apoyando la mandíbula sobre el pecho mientras dice
“tortuga”).
Al
cabo de un rato manifiesta que se encuentra mejor dentro del
caparazón que en la situación problemática.
Se
pide a la clase que se imaginen otras situaciones problemáticas para
practicar la técnica, y se les enseña a responder a la palabra
“tortuga” con juegos como darse la vuelta y al volverse y decir
“tortuga” todos tienen que convertirse en tortuga.
Cada
día se dedica un rato a la práctica en grupo con nuevas
situaciones.
La
práctica en grupo se combina con práctica individual en la que se
pide a cada niño que practique la técnica en respuesta a
frustraciones imaginadas, y se elogian las buenas interpretaciones.
Además
se pide a la clase que aplauda a los compañeros que realizan
correctamente la tortuga. Se pueden dar pequeñas recompensas
materiales por un uso correcto de la técnica.
Además
de las sesiones de práctica, durante esta primera semana se continúa
el registro de las conductas objetivo (paso 2) y, cuando un alumno
utiliza espontáneamente la técnica de la tortuga fuera de las
sesiones de práctica, se le felicita y se anima a sus compañeros a
felicitarlo.
También
se recuerda y se anima a utilizar lo aprendido.
Varias
veces al día, de forma inesperada, se dice la palabra “tortuga”
para que todo el mundo se ponga en posición de tortuga.
Algo
que hay que tratar desde el principio es el uso inadecuado de la
técnica. Por ejemplo, un niño podría pegar a otro y luego hacer la
tortuga para evitar las consecuencias. O dos alumnos se pueden poner
de acuerdo para insultarse, hacer la tortuga y, con eso, recibir
atención del profesor y de la clase. Los autores del manual
recuerdan que en la primera semana se quiere que utilicen la técnica
tanto como sea posible, de modo que incluso en esos casos habría que
elogiar a los alumnos.
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