¿Te has planteado qué tipo de modelo representas como padre o madre?
Aunque el esquema se refiere a los jefes, puedes adaptarlo a la familia.
Muchas veces, a lo mejor de modo inconsciente, actuamos como si nuestros hijos fueran “nuestros”, nos pertenecieran y tuvieran la vida únicamente para satisfacer nuestras expectativas sobre ellos.
Por eso les damos órdenes, en vez de aconsejarles y guiarles, les inspiramos muchísimo menos entusiasmo y confianza que temor a defraudarnos, nos preocupamos más de aspectos externos (ropa, notas, prestigio) que por ellos (qué les gusta, qué sueños tienen, como se sienten) o presumimos de sus éxitos como si fueran mérito nuestro.
Los hijos, antes que hijos, son personas. Tienen individualidad, independencia y libertad. Ello no significa que debamos dejar de ejercer de padres. Al revés, nosotros debemos ser guía, ejemplo (en cuanto a nuestra limitación nos lo permita) e inspiración. Pero aconsejar, guiar y dirigir, jamás ha de confundirse con utilizar o manipular
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