DEFINIENDO LA ATENCIÓN


Para hablar de déficit de atención, tenemos que aclarar su significado.
La psicología cognitiva señala que la atención debe ser entendida al menos en tres dimensiones o clases: selectiva, dividida y sostenida.
Por atención selectiva entendemos la capacidad de un organismo para concentrarse en una sola fuente de información y en la realización de una única tarea, excluyendo aquellas otras fuentes que puedan interferir en ella. En el ambiente coexisten muchos estímulos: la TV, gente que llama al timbre, el teléfono que suena, el cuadro que estás pintando... La atención selectiva busca aquel estímulo que considera el relevante. Como un colador que sólo deja pasar los líquidos y retiene a los elementos sólidos.


La atención dividida se refiere a los mecanismos que una persona pone en funcionamiento para atender simultáneamente varias demandas del ambiente. Para actuar correctamente en esta situación, la persona tendrá que distribuir recursos de atención hacia cada actividad. En estos casos lógicamente, la atención se concibe como un almacén de recursos que hay que distribuir entre las diversas tareas, algunas de las cuales pueden ser más exigentes que otras. Las que menos recursos demandan son las acciones altamente automátizadas. (Por ejemplo, conducir y hablar con el copiloto) Pero los recursos atencionales son limitados y solamente podremos atender unas pocas actividades a la vez. Para que la distribución sea eficaz debe existir un procesador central o ejecutivo que se encarga de planificar los recursos.



Finalmente, tenemos que mencionar la atención sostenida. Esta se puede entender como el tiempo que una persona es capaz de concentrarse en un estimulo simple o en una representación antes de que empiece a cometer errores. En las actividades escolares la atención sostenida es fundamental, al igual que en muchas actividades laborales (controladores aéreos, controladores de tráfico, juegos, corregir galeradas, examinar productos, etc).

Además la capacidad de la atención está influida por varios factores:
1) El esfuerzo que requiere la tarea,
2) La disposición estable orientada a la supervivencia, 
3) La orientación a objetivos transitorios dependientes de las necesidades del momento
4) El nivel de activación emocional.
Los niveles de activación son un factor crucial. 
Cuanto mayor es el nivel de activación, mejores resultados se obtienen.
En el déficit de atención, las diferentes clases de atención no se optimizan de igual forma. Los tipos de atención que más se ven afectados suelen ser la atención sostenida y la selectiva.

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