OS PRESENTO A MONTAIGNE


Permitidme que os presente a un señor francés llamado Michel Eyquem.
¿Y qué interés tiene un caballero nacido en el castillo de Montaigne, en Périgord, un 28 de febrero del lejano año de 1533?
Pues básicamente que Montaigne puede considerarse el inventor del ensayo como género literario y que es uno de los padres de la Filosofía Moderna.

Nuestro amigo Michel era hijo de Pierre Eyquem, que fue un rico comerciante al que le fue otorgado el título de señor del castillo de Montaigne. Es decir, estamos hablando de un ejemplo de la pujanza renacentista de la clase burguesa, que accedía a la nobleza mediante la compra de títulos nobiliarios para aumentar su influencia. Pierre Eyquem llegó ser primer regidor de Burdeos.
Su madre, Antoinette Louppes, provenía de judíos portugueses, que a su vez eran descendientes de judeoconversos aragoneses, los López de Villanueva. Los López de Villanueva están documentados en la judería de Calatayud y se sabe que al menos tres de ellos fueron condenados y quemados por la Inquisición. Esa fue la suerte del bisabuelo de Montaigne, Pablo López, en 1491.

Pierre se preocupó mucho por dar una buena educación a Michel. Lo educó un preceptor alemán que sólo hablaba en latín para que Michel adquiriera dicha lengua como materna y el francés como secundaria. En el colegio de la Guyena (Burdeos) recibió una educación acorde con su estrato social y, más tarde estudiaría Leyes en la Universidad de Burdeos. Fue consejero de la Cour des Aides (una especie de tribunal especializado en impuestos) en 1554 y posteriormente –en 1557– formó parte del parlamento bordelés donde entabló amistad con Étienne de la Boétie, que supuso para Michel encontrar un igual intelectual y un valiosísimo amigo, hasta que éste murió seis años más tarde.

Montaigne se casó a los 32 años de edad con Françoise de la Chassage, con la que tuvo 6 hijos, de las que sólo una hija sobrevivió.
En 1568 heredó la propiedad de Montaigne de su padre y un año más tarde finalizó la traducción de la Theologia Naturalis de Raimundo Sabunde.
En 1570, abandona sus cargos públicos y se retira a su castillo para meditar y escribir, posiblemente vislumbrando el aumento de las tensiones y previendo el conflicto entre facciones cristianas que desembocarían en la matanza de San Bartolomé dos años más tarde.
En ese mismo año –1572– comienza a redactar los Ensayos, cuyos dos primeros volúmenes verían la luz por primera vez en 1580. Tras esa publicación, en su afán de conocer costumbres y usos de otras naciones y culturas, emprende un largo viaje por Suiza, Alemania, Austria e Italia – sobre el cual se publicaría su Diario de Viaje en 1774 – el cual tuvo que interrumpir al ser elegido alcalde de Burdeos, cargo que ostentó de 1581 a 1585.
En 1588, se publica el tercer volumen de los Ensayos. En 1589 es encarcelado en la Bastilla, de donde fue liberado por intercesión de la reina madre.
Tras esto, se retira definitivamente al castillo de Montaigne trabajando en una nueva edición de los Ensayos.
Falleció en 1592.

Aunque Montaigne es uno de los pensadores de mayor influencia de la historia, se le ha considerado más como literato que como pensador.
Ya hemos dicho que se le atribuye a él la invención del género ensayístico.

Ensayo… es decir: intento, experimento… no hay mejor palabra para acercarse a la figura de Montaigne.
Él no escribe un “Tratado” o unos “Principios”, no “sienta cátedra”, no detenta la verdad, no persigue certezas... Al revés, Montaigne pone en entredicho las verdades de su tiempo y el conocimiento como algo absoluto: es escéptico.
Escepticismo no es negación, es duda. La duda de Montaigne no es para refutar una tesis anterior a él, sino para criticar el dogmatismo que afecta a todos los aspectos de la cultura (ciencia, filosofía, política y religión) y las consecuencias (fanatismo y guerra) que trae consigo.
Montaigne descubre que el hombre se ha hecho centro del universo y que se ha situado por encima de todas las demás cosas. Lo que critica es esa pretensión y lo que propone es una actitud de prudencia y de tranquilidad en todos los aspectos de la vida. Montaigne ve la vida como un continuo paso y del hombre como un ser de naturaleza mutable y cambiante, no fija y monolítica.
En la línea de los epicúreos valora que se lleven con moderación y mesura los placeres mundanos y corporales. El cuerpo y sus placeres no deben ser algo a evitar y de lo que avergonzarse o ser purgado, puesto que Dios no nos ha dado un cuerpo para sentir vergüenza de él o para mortificarlo y reprimirlo. La sabiduría es cobrar conciencia de esta condición del hombre y vivir en la templanza y la prudencia. Apuesta por la moderación en los placeres y en la supresión de los vicios, pero no supresión por ignorancia o miedo, sino por conocimiento y por las consecuencias dañinas que nos puede suponer cualquier cosa en exceso.
En un aspecto más concreto, Montaigne fue un perfecto mediador en muchas cuestiones de su época, como las guerras de religión, puesto que a pesar de ser católico, no duda en recriminar a los suyos sus defectos y fallos y considerar las virtudes y aspectos positivos de los protestantes. Todo ello en armonía, lo que le valió tanto amistades como enemigos en ambos bandos de la contienda, debido a su espíritu crítico, tolerante y templado.

Comentarios


  1. Michel Eyquem de Montaigne no era católico, era un criptojudío, como correspondía a una época hostil al judaísmo.
    Estudiar un poco sobre la historia de la inquisición aclara los conceptos.
    Aquí en España hasta hace poco todo el mundo figuraba como católico, lo fueras o no, en esa época aún más.

    Los judíos en la España moderna y contemporánea, Volumen 1 Escrito por Julio Caro Baroja

    Montaigne durante su viaje a Italia, se relacionó con los judíos de Verona; en Roma asistió a una fiesta de la circuncisión, que describe con bastante detalle. Journal de voyage en íialie, I, págs. 140 (para Verona) y 218-223 (para Roma)...
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    La colonia judía de Burdeos ha sido, por otra parte, objeto de estudios minuciosos y fue ya favorecida por los Valois.
    Hasta época muy tardía los judíos aparecen allí como católicos, que tienen sus reglamentos ". sus cementerios ", y en la vida privada se ajustan a la ley mosaica.
    _ Los judíos en la España moderna y contemporánea, Volumen 1 Escrito por Julio Caro Baroja.

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