ESTO ES ESPARTA!

¿Eran felices los espartanos?
Mi pregunta es general, por que en lo individual habría espartanos contentos y otros deprimidos, claro.
Y la pregunta tiene sentido a la hora de valorar un sistema educativo con sus pros y sus contras.

Si has visto “300” (Y si no la has visto ya tardas) verás que Leónidas hace un flas back en el que recuerda su agogé, evocación que se hace presente a lo largo de la película por que, obviamente, la educación que recibimos marca nuestro carácter.
He dicho agogé, si. ¿No sabes qué es?
Se llama agogé a la educación espartana, una de las reformas atribuidas al legislador Licurgo (700 aC.? – 630 aC.?) que, según la tradición, fue regente de Esparta. 
Licurgo es citado por algunos historiadores como Herodóto o Plutarco pero aún así es duda de que realmente fuese una figura histórica. A Licurgo se le atribuyen todas las leyes espartanas así como la constitución espartana llamada Gran Retra, instituida al finalizar las guerras mesenias a finales del s.VIII aC. con el objetivo de establecer un estado de carácter comunal y militarista, así como administrar a los ilotas mesenios esclavizados y establecer y reconocer a los dorios como habitantes espartanos.

Posiblemente, la Gran Rhetra nunca fue escrita ya que debió ser elaborada durante las guerras mesenias que hicieron entrar en crisis a la aristocracia y a la ciudad.
En cualquier caso establecía un orden en el que los poderes políticos y administrativos recaían en dos instituciones:
1) La gerúsia, dirigida por 30 hombres mayores de 60 años con cargo vitalicio,
2) La apela, una asamblea popular que podía ser disuelta por los gerontes y que estaba compuesta por todos los espartanos dorios mayores de 30 años. La apela sólo podía aprobar o rechazar las leyes,pero no tenían el derecho a enmendarlas.
La constitución también establecía una diarquía, en la que gobernaban dos reyes con los mismos derechos y la misma autoridad, aun cuando el origen de esta diarquía todavía es desconocido.
Pero vayamos a la agogé:
Como ya se ha dicho, es una de las reformas atribuidas a Licurgo.
Se caracterizaba por ser obligatoria, colectiva y pública, pues estaba destinada en un principio a los hijos de los ciudadanos. La función social e institucional de la educación era doble, en primer lugar adiestraba al niño desde los siete años para la guerra. En segundo lugar le habilitaba para la participación en la vida pública, ya que superar la agogé era una de las tres condiciones para el acceso a la ciudadanía espartana. Aquellos que no la pasaban eran privados de sus derechos ciudadanos, según Plutarco.
Así pues el objetivo de la educación era forjar un cuerpo de ciudadanos compuesto por hombres que disolvían sus características individuales en una identidad grupal basada en la uniformidad, la disciplina y la excelencia militar.
A diferencia de otras ciudades griegas, la educación en Esparta era dirigida por el mismo Estado, que incluso contaba con magistrados especializados, los éforos, que hacían personalmente una supervisión diaria.
Como sistema educativo, promovía la disciplina, la seguridad en uno mismo, la cohesión social, la lealtad, la obediencia y la uniformidad.
Imagina que naces varón en Esparta: al poco de nacer, los ancianos te examinaban oficialmente en el pórtico (lesche) para evaluar tus posibilidades de supervivencia (ahora el Estado promueve hacerlo a través de ecografías y ammiocentesis que juzgan al no nacido y le arrebatan el derecho a la vida si no “mola”).
Si eras una criatura débil te llevaban a un lugar denominado Apotetes (lugar de abandono), al pie del monte Taígeto y se te dejaba morir.
Si eras aceptado eras entregado a tu familia y criado hasta los siete años. Además el Estado, que exigía a sus ciudadanos una dedicación completa al interés común y mantenerse económicamente por cuenta propia, dotaba a al nuevo ciudadano de recursos suficientes, bien con la asignación de un nuevo lote o bien restando, en el caso de varios hijos, del kleros paterno heredado, los recursos necesarios para pagarse la comida en común.


A partir de los siete años los niños quedaban bajo la autoridad del Estado y pasaban a vivir en grupo, bajo el control de un magistrado especial, el paidonomos.
A partir de entonces atravesaban varias etapas educativas, caracterizadas, entre otros aspectos, por su sobriedad y dureza, hasta que a los 20 años llegaba a la mayoría de edad e ingresaba en los syssita o banquetes en común.


A los siete años se integraban en una agelé, especie de unidad militar infantil, bajo el mando de un joven mayor, llamado irén.
Aprendían a leer y a escribir, pero sólo el mínimo indispensable puesto que su formación consistía en endurecerlos físicamente por medio de la lucha, en aprender a ignorar la incomodidad física y en aprender a utilizar las armas y marchar en formación, a aprender y a depender de los otros miembros inscritos en su unidad, así como a obedecer a sus superiores.
A veces los educadores promovían luchas entre ellos con el fin de estudiar sus cualidades y su valor individual.
A partir de los doce años, la educación se endurece todavía más. Los jóvenes dormían desarmados con sus compañeros en cuarteles, debían de ir descalzos, tan sólo se les proporcionaba una túnica al año y estaban sometidos a una subalimentación crónica, por lo cual les estaba permitido robar comida aunque si los descubrían eran castigados, no por robar, sino por haber sido sorprendidos.
Las disciplinas académicas se centran en los ejercicios físicos y el atletismo, la música, la danza y la lectura y la escritura.

La formación militar y deportiva se desarrolla al gimnasio, donde los futuros hoplitas aprenden a utilizar la lanza, el escudo y a maniobrar en falange.
A los veinte años, llegaban a la edad adulta y eran iniciados en una agrupación social y militar de compañeros “de mesa” (syssitia).
Si un joven no era aceptado, perdía su posición en la elite espartana y se convertía en un hypomeíon o inferior.
Los espartanos participaban en las comidas comunes contribuyendo cada uno con sus propios recursos. El número de comensales de cada syssitia se desconoce pero no debería ser muy elevado. Desde que eran adultos podían ser movilizados, por tanto, estaban en continúa disposición y preparación militar, desarrollando su fuerza y agilidad para la adecuada utilización del armamento militar y acostumbrándose a cultivar las virtudes colectivas.
Las syssitia cumplían en Esparta el papel de apretar los lazos entre ciudadanos que en cualquier momento pueden verse destinados al combate en defensa de su ciudad.


Volviendo a la pregunta de inicio ¿Eran felices los espartanos? 
Pues en mi opinión debían serlo por que la educación que recibian les servía para adecarse y abrazar su forma de vida. Por que para los ciudadanos espartanos era igualitaria. 
El sistema educativo primaba la obediencia y para ello iba en contra de la indivudualidad, pues lo importante era el colectivo por encima de la persona. 
La mujer, en todo el sistema quedaba discriminada, pero no tanto como la ateniense. Durante siete años debía formar a un niño sin mimos y para ello ella misma debía recibir formación. Por otro lado la media para casarse eran los veinte años, algo bastante extraño en su tiempo. Igualmente se dice que al estar los hombres volcados en la tarea militar, ellas tenían un gran poder doméstico como regentes del hogar.
¿Qué podemos aprender de Esparta?
Pues que la vida es en un gran porcentaje lucha y que nuestra educación ha de servirnos para librar las batallas que se nos presenten. Que la dificultad se vence, con esfuerzo y grandes dosis de filosofía espartana, pero se vence.
¿Eres disléxico? ¡Haz la agogé!

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