Hace unos cuantos años atrás había un niño llamado Phillip que no podía aprender a leer.
Como no podía leer se le hacía díficil prestar atención y se portaba mal en clase.
Algunas veces otros niños se burlaban de él porque todavía no sabía leer. Su frustración lo llevó a meterse en peleas y problemas y su madre tuvo que cambiarlo de escuela en varias ocasiones.
Su madre hizo todo lo posible por ayudarlo y un día le contrató un profesor particular para que lo ayudara a leer.
El profesor comenzó a preguntarle que qué quería ser cuando fuera mayor. "Escritor", contestó Phillip. El profesor soltó una carcajada y estuvo un rato riéndose y luego se disculpó.
Le explicó que no le parecía sensato que una persona que tiene problemas para leer le interesase ser escritor.
Phillip cuenta que en varias ocasiones el profesor se reía cuando lo miraba recordando lo que le dijo.
Pero Phillip creció y pudo mantenerse en la escuela a pesar de su problema de dislexia.
Se le hacía difícil comprender lo que leía al principio pero si se lo leían lo podía comprender mejor. Aún así el quería leer y se esforzaba. Toda su vida luchó por poder mantenerse concentrado en lo que leía y eventualmente consiguió hacerlo. A veces tenía que leer una oración más de una vez para poder entender lo que estaba escrito y se tardaba en terminar la lectura pero lo intentaba hasta el final.
Su lucha por comprender es una constante según lo narra Schultz y hoy día recuerda con orgullo como pudo sobreponerse a la condición y lograr su sueño de ser escritor.
Phillip Schultz escribió varios libros y recibió muchos reconocimientos.
Aquella carcajada no le quitó el ánimo.
En el año 2008 Schultz recibió uno de los galardones más preciados por escritores a nivel mundial, el Premio Pulitzer a la Poesía.
El título de su obra irónicamente era "Fracaso".
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