A QUÉ LLAMAMOS VALORES

¿Y qué son los valores?
Los podemos definir como las convicciones profundas que determinan nuestra manera de ser y orientan nuestra conducta. 
Por ejemplo, podemos estar educando (sólo con nuestra forma de ser y actuar, sin rollos teóricos) en la solidaridad o en la indiferencia, en la justicia o en el abuso, en el amor o en el odio.

Los valores no se estudian como si fueran teoremas físicos. 
Los valores se viven, involucran nuestros sentimientos y emociones. Aquel que ama la libertad, por ejemplo, se siente herido cuando ve opresiones, el que ama la paz evita los conflictos, el que conoce el amor huye de toda situación que tenga el regusto del odio.

Los valores no “viven” con independencia a las actitudes ni en contra de las conductas.


Si valoro la fortaleza, me duele la debilidad, me enfrento por ello a mis temores. En la práctica, estudio para ese examen que creo que voy a suspender y lo hago con toda la dignidad que puedo.

Por eso todos tenemos valores y todos nuestros valores están en una jerarquía, de más importante a menos importante según eso que conocemos como “escala de valores”

Los valores nos conforman, nos dan una identidad, orientan nuestras decisiones frente a nuestros impulsos y fortalecen nuestro sentido del deber ser. De este modo solo sentimos que nuestras acciones son incorrectas y nos causan un sincero pesar cuando van en contra de un valor que forma parte de nuestro ser.
Podríamos decir que los valores se maman, que se aprenden desde la más temprana infancia y que cada persona les asigna un sentido propio según sus experiencias, conocimientos previos y desarrollo cognitivo.
Así, aunque a todos nos enseñen (por ejemplo) que la honestidad es un gran valor, y aunque todos lo aceptamos como cierto, la interpretación que haremos de este valor, será diferente para cada persona.
También es cierto que las escalas de valores cambian a lo largo de la vida, básicamente por que se relacionan con nuestros intereses. Los valores de los niños pequeños están definidos en buena medida por sus necesidades de subsistencia y por la búsqueda de aprobación de sus padres. Los adolescentes guían sus valores personales por su necesidad de experimentación y autonomía. Y los adultos nos planteamos nuevas prioridades a medida que nuestras responsabilidades vitales se amplian. Pero algunos valores permanecen a lo largo de la vida de las personas.
Los padres hemos de ser conscientes de que somos los primeros transmisores de valores y cuidar cuáles cultivamos, los que queremos transmitir y ser autocríticos. ¿Tenemos unos valores que merezcan la pena?

Comentarios

  1. muy buena explicacion me sirvio mucho como para sacarme 9.50 muchisimas gracias

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