¿Por qué es importante y cómo leer con niños y niñas de 0 a 7 años?
¿Qué importancia tiene leerles a los niños y leer con ellos
fuera del contexto escolar?
¿Apoya acaso su alfabetización?
¿Hay alguna razón que nos impulse a hacer un esfuerzo por cambiar nuestros hábitos?
¿Hay alguna diferencia entre un niño al que sus padres le leen libros y uno al que no?
¿No es acaso rol de los profesores enseñar a leer a los niños?
¿Influye, por ejemplo, en cómo les vaya en el colegio el pasar tiempo leyéndoles libros?
¿Podemos quedarnos tranquilos afirmando que en esta Era la televisión y el computador han simplemente reemplazado a los libros?
¿No ocupan acaso el mismo rol: informar y entretener?
Este es el tipo de preguntas que nos necesitamos hacer para dimensionar el problema. Las respuestas a estas preguntas han estado a su vez liderando la agenda de investigación internacional en el área de la alfabetización y han recogido evidencia robusta de que leerles a los niños, y leer con ellos, sí hace una diferencia. Pero ¿cuál es esa diferencia?
La evidencia de las investigaciones muestra que la mayoría de los procesos necesarios (o prerrequisitos) para que los niños aprendan a leer y escribir, ocurren antes de que estos entren al sistema escolar (Pressley, 1998). En otras palabras, la tarea empieza en la casa, en la sala cuna y/o el jardín infantil. Pero esto no significa que tenemos que enseñarles a leer y escribir antes de que comiencen su educación formal. Significa más bien que si durante este primer período de su desarrollo los niños se han familiarizado con el mundo letrado, si se han convertido en expertos escuchando cuentos y leyendo imágenes, estarán definitivamente mejor preparados para enfrentar las demandas crecientes del sistema escolar y del mundo en general.
Estudios en esta línea incluso muestran que los niños a los que se les ha leído, no sólo les va mejor en la escuela o el colegio, sino también alcanzan niveles más altos de estudio en su vida adulta. Pero las investigaciones también nos entregan evidencia de que es necesario ampliar la forma tradicional de leer. Sentarse (o tenderse) junto a nuestros hijos y leerles un cuento sin interrupciones antes de dormir, aunque importante, no es la estrategia más efectiva para ayudar a convertirlos en buenos lectores. Si bien el vínculo afectivo que se genera en la lectura compartida también ha mostrado tener un efecto positivo en la alfabetización (Bergin, 2001; Leseman y de Jong, 1998, en Villalón, Bedregal, Strasser y Zilliani, 2007), es la lectura dialógica la que ha mostrado ser más eficaz a la hora de desarrollar la alfabetización temprana. Esta estrategia involucra un cambio en los roles del adulto y del niño al leer el libro. En este método el adulto incentiva al niño a convertirse en el relator de la historia, asumiendo una postura de escucha activa, en lugar de simplemente leer la historia. El adulto agrega información, hace preguntas y estimula al niño a dar explicaciones y descripciones más sofisticadas (Villalón et. al. 2007).
Este última estrategia es la que hemos adoptado para desarrollar en el siguiente Manual: se trata, por un lado, de fomentar que los niños tengan aproximaciones y experiencias de lectura desde antes de su entrada a la educación formal (y también,fuera de ella, cuando ya la han iniciado), por eso hablamos de lectura temprana.
Por otro lado, se trata de que los adultos que rodean a los niños (padres, madres o cuidadores) se involucren en esta actividad, mediándola, de manera que ésta los haga acceder, de la manera más completa posible, a las distintas dimensiones de la lectura; por eso hablamos de lectura compartida.
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