Eduard Punset (en el programa Redes del 08.01.2012) entrevista a Ken Robinson, un experto en creatividad.
En la presentación, Punset apunta que a mucha gente le parece que la creatividad es esa especie de don que poseen aquellos privilegiados capaces de componer melodías, o escribir una poesía. Sin embargo todos somos dueños de un talento, todos tenemos la capacidad de ser creativos.
Ken Robinson reclama la necesidad de que en nuestra sociedad existan entornos donde podamos encontrar la inspiración necesaria para desarrollar nuestra creatividad, algo que se aprende igual que se aprende a leer.
Eduardo Punset le plantea unas interesantes cuestiones previas:
¿Qué significa ser creativo? ¿Somos creativos por naturaleza? ¿Los creativos son distintas, o tienen que elegir ser creativos? ¿Cuáles son los secretos para ser creativo?
Robinson le responde diciendo que lo que nos distingue del resto de vida de la Tierra es que tenemos una imaginación muy potente. La creatividad es un paso adelante, el rasgo distintivo de la inteligencia humana. Tener ideas nuevas que sean valiosas.
Eduardo Punset le plantea también algo que a los padres nos inquieta:
¿Qué decir si nuestros hijos nos preguntan: «mamá, ¿qué debería hacer, ciencia o cine o arte o danza?»?
Robinson responde que cada persona debe hallar su elemento: aquello en lo que es realmente bueno.
Algunas cosas se nos dan muy bien, y otras se nos resisten. Estar en nuestro elemento implica dos cosas.
En primer lugar, hacer algo que comprendes de manera natural, para lo que tienes aptitudes.
Pero además tiene que encantarte lo que haces; la clave es la pasión. Si algo te encanta, si algo te apasiona y encima se te da bien, como decía Confucio, nunca vuelves a trabajar, porque vives la vida que te corresponde vivir.
La respuesta a un padre que quiere saber qué aconsejarle a su hijo es que lo observe primero. Pero no al mundo que lo rodea, sino al niño o niña primero, para ver qué le inspira, qué capta su atención… ¿Qué cosas le atraen y qué cosas le provocan rechazo?
Robinson pone por ejemplo a Bart Conner, un hombre de Oklahoma que cuenta ahora mismo con unos cuarenta años. Cuando tenía 6 años, descubrió que podía andar sobre las manos con la misma facilidad con la que andaba sobre los pies. Luego descubrió que podía bajar y subir escaleras andando sobre las manos, con la misma facilidad que si estuviera de pie. Obviamente eso no valía para nada, salvo para ser muy popular en las fiestas. Cuando Bart tenía 8 años, su madre habló con la escuela y les preguntó si podía llevar a Bart al centro gimnástico. Le dijeron que sí, y se llevaron a Bart al gimnasio. Ese día fue mágico para Bart: «al abrir la puerta y entrar en el gimnasio, pensé que era como Disneylandia; había espalderas, trapecios y trampolines. ¡Era embriagador!». Y empezó a ir cada día, tan a menudo como podía.
Diez años después, desfilaba en la apertura de las olimpiadas de Montreal representando a Estados Unidos en el equipo de gimnasia masculina. Llegó a ser el gimnasta masculino más laureado de la historia estadounidense. Ahora vive en Norman (Oklahoma), y está casado con Nadia Comaneci, que fue la primera gimnasta femenina que obtuvo una nota perfecta, de diez. Tienen un hijo llamado Dylan, dirigen un gimnasio y son dos figuras destacadas del movimiento de Special Olympics (las olimpiadas especiales).
La madre de Bart, cuando su hijo tenía 8 años le podría haber dicho: «¡basta ya del numerito de las manos! ¡Para! Resulta molesto. ¡Deja de hacerlo y dedícate a lo que tienes que hacer!» Pero no lo hizo, porque se dio cuenta de que ahí había algo que para él era importante, que formaba parte de quién era. ¡Los niños lanzan estas señales todo el tiempo! Y hay que destacar que le animó aunque no podía haber anticipado la vida que tendría. No podía saber, cuando le llevó a ese gimnasio, que ganaría la medalla olímpica, se casaría con Nadia Comaneci y ayudaría a millones de atletas con discapacidades...
Eduardo Punset resume:
Por tanto, lo primero realmente es elegir adecuadamente mi medio, y luego conectar con la pasión que siento cuando estoy en mi elemento, ¿no?
Y luego pregunta: ¿Cuál sería el segundo secreto de la creatividad?
Ken Robinson responde que la creatividad es un proceso muy práctico. No es cierto que sea un dejarse ir, que ser creativo es hacer cualquier cosa que se te pase por la cabeza. Robinson define la creatividad como el proceso de tener ideas originales que aporten valor. Para ser creativo hay que hacer algo, y esto significa que hay que trabajar con algo. Con o que sea: las matemáticas, la química, el periodismo, la música... Pero, para ser creativo, hay que poder, con el tiempo, controlar los materiales con los que trabajas, para obtener los efectos que te interesan y seguir el camino que te fijes.
Eduardo Punset le pregunta por el último secreto para ser creativo.
Robinson dice que hay que convertir la creatividad en algo central para la educación y también para nuestra vida y nuestra manera de hacer negocios. Decir que no eres creativo es como decir que no sabes leer. Cuando alguien dice “no se leer” no entendemos que sea incapaz de leer sino que lo que nos está diciendo es que no ha aprendido a hacerlo todavía, que todavía no ha estudiado lo necesario, que nadie se lo ha enseñado. Con la creatividad es igual: No es creativo quien no ha estudiado lo que corresponde.
Pensar que no se puede hacer nada al respecto es erróneo: Se puede enseñar a la gente a ser más creativa en la escuela, en el mundo empresarial y en nuestra vida cotidiana.
Robinson nos propone otro ejemplo (que me recuerda muchísmo a Edison). Se trata de Harry Kroto, que ganó el Nobel de Química. Kroto participó en una comisión para desarrollar un enfoque creativo de la educación en las escuelas que Robinson presidió.
- ¿Cuántos de tus experimentos fallan? -Le preguntó Robinson.
- La mayoría: más del 90 % - Fue la respuesta del Nobel de Química. Sin embargo, añadió lo siguiente- ¡Pero fallar no es la palabra! En ciencia, no se considera un fracaso, descubrir lo que no funciona… ¡No se puede descubrir lo que sí funciona hasta que exploras muchas posibilidades que no salen bien!
Aprovechando que además de químico es diseñador profesional, la siguiente pregunta de Robinson a Kroto fue:
- ¿Cuáles son las diferencias, según su experiencia, entre los procesos creativos en la ciencia y en el arte, en el laboratorio y en el estudio?
- ¡No hay ninguna diferencia! Es exactamente el mismo proceso: hipótesis y pruebas… solamente el resultado es diferente.
De todo eso Robinson deduce que una parte de ser creativo tiene que ver con lanzar hipótesis, probar cosas, hacer bocetos, explorar posibilidades… La segunda parte consiste en ser crítico, hacer juicios sobre los resultados y plantearse: «Y bien, ¿funciona? ¿Es lo que buscaba?».
En cuanto comprendamos que ser creativo es un proceso material para el que hay que adquirir destreza y práctica, podremos enseñarlo tan meticulosamente como enseñamos a leer o matemáticas, y no solo en las disciplinas artísticas, sino en la ciencia y en las humanidades…
Robinson concluye:
Deberíamos reconocer que la creatividad no es un elemento adicional en nuestra vida, ¡Es lo que le da propósito a la vida humana!
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